jueves, 26 de julio de 2007
Una Corona en Cádiz para la Virgen del Carmen (Impresiones de Santelmo86 )
Este fin de semana, la Andalucía cofrade ha podido asistir a una nueva Coronación Canónica, rito que por repetido y habitual, no deja de encerrar cierta emoción para los hermanos de la Corporación correspondiente y para los devotos de la Imagen en general. Es el reconocimiento más grande a la devoción que el pueblo profesa a una Imagen de la Virgen María. En este caso, se trataba de la Virgen del Carmen de Cádiz, una de las grandes Glorias andaluzas. La Virgen del Carmen es, sin duda, una de las devociones universales más arraigadas y extendidas, pero, en Cádiz, tierra marinera, la trascendencia de tal advocación llega hasta límites insospechados, como se pudo comprobar este inolvidable fin de semana.
Cádiz, ciudad no muy acostumbrada a salidas extraordinarias, en general, ni, por supuesto, a Coronaciones, en particular, supo estar a la altura de un evento de estas características. Hacía más de 30 años que no se coronaba una Imagen mariana en la ciudad, y tal circunstancia se palpaba en el ambiente. Había cierta impaciencia e ilusión, extremos quizás relativizados en otras ciudades habida cuenta de las rutinarias Coronaciones que se han venido celebrando en aquellas. Muestras de la devoción y del fervor de la ciudad al Carmen fueron el fastuoso engalanamiento de la ciudad, las constantes "petalás" a la Imagen durante la procesión, el acompañamiento popular durante todo su caminar tanto por el centro de la ciudad como por su barrio del Mentidero. De esta forma pude comprobar que no todo en Cádiz suena a chirigota o comparsa ni a tango o cuplé. Cádiz guarda mucho más.
El Pontifical de Coronación tuvo lugar en la mañana del pasado 22 de julio en una abarrotadísima Catedral en la que apenas cabía un alfiler, como se dice popularmente. La Virgen y el Niño presidían el sencillo altar de Coronación desde su singular paso de palio. La Curia no quiso que el paso se dispusiera en el centro del Altar Mayor del Primer Templo gaditano, pero no hizo falta, pues la sola presencia de Imágenes de tal solera llenaban la Catedral por completo aunque su disposición no fuera la más adecuada. Como manda la liturgia, en primer lugar, fue Coronado el Niño, verdadero protagonista del acto, con una Corona de nueva factura, mientras que para la de su Madre, se enriqueció la que ya poseía.
Previamente al día 22, el Carmen había protagonizado dos traslados; el primero de ellos, tuvo lugar el 16 de julio, Festividad de la Virgen del Carmen, desde su parroquia del popular barrio del Mentidero hasta Santo Domingo, sede de la Virgen del Rosario, Patrona de la ciudad; y el segundo de ellos, el pasado día 20 desde Santo Domingo a la Catedral, incluyendo en su recorrido la Iglesía de Santa María, Templo en el que se encuentra una de las Imagenes de mayor devoción de la provincia gaditana, como es el Nazareno. Ambas Imágenes fueron trasladadas en ambas ocasiones en el paso de la Virgen de los Desamparados de la Hermandad del Caído, un paso, a mi juicio, de una calidad demasiado discreta para Imágenes de tal categoría. Y, como particularidad, en los traslados, se incluían andas en las que hermanos portaban las Coronas con que las Imágenes iban a ser coronadas, detalle, sin duda, novedoso y diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en otras capitales.
A las 19.30 horas del pasado día 22, se iniciaba la procesión de regreso del Carmen Coronada hacia el Mentidero, barrio del que es Patrona y Guarda durante todo el año. La Virgen del Carmen es Faro y Guía de los marineros, pero además, en Cádiz, es Reina del Mentidero y orgullo de sus vecinos. Con qué garbo y con qué gracia bajó el Carmen la rampa de la Catedral, mientras sonaba el "himno de Coronación". Bamboleo marinero el de las caídas del palio de la que es Reina de los mares. Posteriormente, sería "Reina del Mar" la marcha con la que la Imagen atravesaría la plaza de la Catedral, sin duda, uno de los rincones más bellos de nuestra Comunidad, y de la que guardo tan buenos recuerdos de aquel mágico octubre de 2005. Hay quien se resigna a ver un andar que no sea el de un costalero, pero en la variedad está el gusto, y en Cádiz si algo sobra es precisamente gusto. ¿ Acaso los cargadores no saben andar ? ¿ Acaso el paso horquilla carece de gracia alguna ? ¿ Acaso hay alguna levantá que vaya más al cielo que las de Cádiz ?¿ acaso no hay arte en las cuadrillas gaditanas ? ¿ Por qué elegir una única manera de portar los pasos, si se puede disfrutar de todas ? Cádiz no sería igual sin la figura del cargador, sin el sonido de las horquillas que acompañan magistralmente a los pasos; es su principal seña de identidad, ¿ para qué cambiarla ? Hay que saber descubrir y disfrutar la esencia de las Hermandades de cada ciudad, y Cádiz es así, por fortuna.
El palio avanzó a muy buen ritmo por algunas de las calles más estrechas y emblemáticas del casco histórico de la ciudad, regalándonos chicotás y revirás inigualables. Me sorprendieron vías especialmente bellas para el transcurrir de un paso de palio. Calle Compañía, Plaza del Palillero, Ancha o Bendición de Dios son buena muestra de ello y al magnífico entorno he de sumar la gallardía con la que paseaban los cargadores a la que es Reina y Soberana del Mentidero y Estrella de los Mares. Algo más tarde de las 1, el palio entró en su Parroquia en la bella Alameda de Apodaca, frente al Atlántico, lugar bello donde los haya que descubrí en uno de mis veranos universitarios y en los que viví alguno de mis mejores momentos personales.
La nota negativa la puso la banda de Tejera que no supo estar a la altura de un acontecimiento de estas características. Se nota mucho cuando una banda de música acompaña a un paso sin interés alguno, con la única motivación de llenar sus arcas y los bolsillos de sus componentes, olvidando probablemente que están acompañando a una Imagen sagrada y formando parte de un acontencimiento único e histórico para muchas personas. Tejera tocó poco y tarde, y eso deslució muchísimo la procesión de regreso, especialmente en las calles del barrio. No se puede presumir de ser la mejor banda de Andalucía cuando se carece de toda profesionalidad. No obstante, el repertorio que sonó fue bastante clásico y adecuado a las características de la Hermandad.
Cádiz fue la protagonista cofrade del fin de semana. Un buen número de capillitas, especialmente de Sevilla, se desplazaron a los interiores de Puertatierra, con el único objetivo de ser testigos de la Coronación del Carmen pero si bien es cierto que en la Tacita de Planta no se estila el "cangrejear" delante de los pasos ni están bien vistas las bullas que los anteceden. Aún así, los gaditanos aceptaron de buen grado el gran número de personas que se colocaron ante el palio y que lo acompañaron durante todo el camino. Resulta incoherente que los foráneos impongan como se han de desarrollar los acontecimientos fuera de sus fronteras, pero era tan elevado el número de cofrades de otras ciudades que los hermanos y las Fuerzas de Seguridad, a pesar de los reiterados intentos, tuvieron que desistir de quitar a la gente de en medio del cortejo.
Es lo que ocurre con tanta extraordinaria. Cada vez estamos más acostumbrados a movernos por toda Andalucía con ocasión de cualquier procesión, con indepencia de que sea más o menos bueno lo que se procesione o de que el motivo sea justificado o no, que acabamos imponiendo nuestras propias costumbres en otros lugares, con el atentado que ello supone para la esencia de la ciudad correspondiente, en este caso Cádiz. Ello ocurrió también, durante esta misma procesión del Carmen con todo el griterío que los integrantes de la particularmente famosa Almatosa y allegados protagonizaron al paso de la Virgen. Entiendo que, para vitorear a una Imagen, ha de haber un sentimiento, sentimiento que, por lo general, no tienen aquellos que no son de la ciudad. Excesos irrespetuosos que, a mi juicio, enturbiaron por completo la procesión y que destruyeron por completo la esencia de lo que representa una Hermandad gaditana. Cádiz es diferente a eso.
Quien me conoce sabe que siempre me he sentido atraido por Cádiz, sus Hermandades, sus rincones, su tapeo, su ambiente, su gracia... Cádiz es diferente, tiene algo y quiero seguir descubriéndola y disfrutándola, con permiso de mi buen amigo Tontodecapirote84, que sabe que también soy un gran admirador de Jerez, y, que, aunque la descubrí bastante tiempo después, sigo soñando con volver por la Porvera o Tornería y de encontrarme ante la Dolorosa que reina el barrio de la Plazuela. Quizá sea septiembre el mes en que regrese a Cádiz, o quizá noviembre no sé, o quien sabe si el próximo Lunes Santo pueda disfrutar ya, por fin, de las Penas en el Campo del Sur, del Prendimiento en el Carmen, de la Vera Cruz en Nueva o del Amor en San Francisco. Este fin de semana ha colmado sobradamente mis expectativas tanto cofrades como no cofrades. Como siempre digo, no todo lo bueno se encuentra en la ciudad de la Giralda, hay más, y Cádiz es un buen exponente de ello.
SANTELMO86
(foto: web Cádiz Cofrade)
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