Ha llegado la bendita Cuaresma y con ella el primero de los envites cofrades por excelencia que no es otro que el Vía Crucis Oficial de la Agrupación de Cofradías presidido por las imagenes titulares de la Hermandad del Monte Calvario (Cristo Yacente y Nuestra Señora de Fe y Consuelo).
Ayer se vivió uno de esos días en los que se palpa un ambiente especial en la calle, una de esas jornadas prolegomenarias donde se respira un intenso fervor pero sobre todo se intuyen en el público expectante unas tremendas ganas porque todo empiece. Este acto, instaurado felizmente por el ente agrupacional hace unos años, a imagen y semejanza de otras ciudades andaluzas, supone una rememoración visual de los pasajes mas decisivos de la Pasión de Cristo, esas 14 estaciones que invitan al recogimiento y a la oración, una antesala perfecta de la celebración que habremos de conmemorar dentro de poco mas de un mes. Y además si a todo esto se le une un despliegue estético y procesional casi perfecto por parte de la Cofradía del Calvario, la Cuaresma no puede tener un mejor inicio, siriviendo quizás de augurio para los días santos.
Los titulares del Calvario salieron de un marco inmejorable, la Iglesia del Sagrario, donde se ha celebrado esta semana Quinario en honor de aquellos tras la fabulosa restauración llevada a cabo por el profesor Miñarro, y el cortejo discurrió con un gran número de cirios color "tiniebla" por los jardines de la Iglesia hasta llegar a la puerta de las Cadenas de la Catedral, donde un gran número de personas aguardaba la llegada de las andas.
Ya en el interior del primero templo de la ciudad, el Obispo presidió la lectura de las 14 estaciones del Vía Crucis, mientras el pequeño trono rodeaba el perímetro de la Catedral para volver a salir por la misma puerta.
El Cortejo estaba dipuesto exquisitamente, ademas de los cirios, la Cruz de guía y bandera de la Agrupacion de cofradías, el flamante guión de la corporación, cuerpo de acólitos con seis ciriales y cruz con manguilla, el trono que iba iluminado con 4 fanales y exornado con una cuidada disposición floral y cerrando el cortejo litúrgico de seis cirios.
Una vez finalizado el Vía Crucis, la hermandad regresó al Santuario de la Victoria por Santa María, Molina Lario, Plaza del Siglo, Granada, llegando a la Plaza de la Merced y tras bordearla sumergirse por las vetustas calles de las Lagunillas hasta llegar al Jardín de los Monos y ascender el Compás de la Victoria hasta el Santuario. Acompañó musicalmente la Banda de la Paz que interpretó piezas de marcado carácter fúnebre como "Virgen del Valle", "Amarguras", "Saeta Cordobesa", "Soledad", "La Madrugá" o "Soleá dame la Mano".
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